2ª CONVENCIÓN DE LA SERRANÍA ROMÁNTICA DE RONDA

RONDA EN LOS ORÍGENES DEL FLAMENCO

Esta 2ª CONVENCIÓN pretende ser un gran encuentro con todos los interesados en nuestra Fiesta, rondeños y serranos de los 50 pueblos y villas de la COMARCA NATURAL DE LA SERRANÍA DE RONDA, dentro de las subcomarcas del Valle del Genal, Valle del Guadiaro, Valle del Guadalteba, Sierra de las Nievas, Sierras de Cádiz, Sierra Sur de Sevilla y Depresión de Ronda.
Donde pasaremos unas fraternales jornadas de convivencia y debatiremos sobre nuestra expresión más universal y propia, EL FLAMENCO, a través de CONFERENCIAS, MESAS REDONDAS, COLOQUIOS, CANTES Y BAILES, integradas por expertos en cada uno de los diferentes aspectos a tratar. Queremos que este evento se convierta en el foro cultural de GRAN FIESTA DE LA SERRANÍA DE RONDA, donde trataremos en ediciones sucesivas los diferentes temas que conforman nuestras señas de identidad andaluzas, a la que Ronda y la Serranía tanto han aportado.

Aun reconociendo que entrar en los orígenes del flamenco es sumergirse en un mar de conjeturas, los fandangos del sur están encabezados por su antigüedad por la Rondeña. Los cantes flamencos surgen en nuestro territorio en el siglo XVIII y hacen su tránsito entre la música popular antigua y lo que, con posterioridad, y a partir de siglo XIX, se le llamó flamenco y en la que Ronda ya dejó de ser protagonista a favor de otras ciudades como Cádiz, Sevilla, Málaga, Jerez…
Realmente su situación geográfica confirió a nuestra ciudad y a su territorio una doble cualidad: por un lado, su aislamiento secular marcará la ciudad y a sus habitantes un temperamento singular; y de otra parte, al ser un enclave vital de pasos y comunicaciones, encrucijada desde el Estrecho para penetrar hacia el interior de la península a Granada, Sevilla, Córdoba e incluso Málaga, para evitar la costa; lo que hace que a lo largo de la historia viera pasar ante sí, una gran diversidad de pueblos, gentes y mercadurías que irá conformando su especial idiosincrasia. Esta difícil orografía le sirvió también de escondite ideal a moriscos, monfíes, gitanos, guerrilleros, bandoleros y contrabandistas, que por diferentes motivos huían o se protegían de su persecución, de su marginalidad, lo que provocaría entre ellos una convivencia íntima y persistente en el tiempo, que, sin duda, se insertará de manera muy especial en la raíz musical de lo que sería después el flamenco.
Por otro lado, dada su peculiaridad paisajística, Ronda crea o recrea, además de unos cantes para ser cantados al aire libre, que exigen mucho pulmón y huelen a sierra, tomillo y jara como las rondeñas, las serranas, las livianas, el polo y la caña; asimismo, infundirá un sello propio a otros cantes camperos y de recua como las caleseras, trilleras, arrieras…
Debemos defender que Ronda es el origen de ese flamenco ternario (protoflamenco, proveniente del folklore popular) que después evolucionó al extenderse por otros lugares de Andalucía, en los que tanto Tobalo y la Andonda, ambos rondeños, tuvieron un gran protagonismo. A todo ello lógicamente hay que sumarle la influencia morisca, de gran implantación en nuestras sierras. Serafín Estébanez Calderón nos habla en sus ‘Escenas andaluzas’ de la existencia de familias de moriscos dedicadas profesionalmente a la música y a la danza en la Serranía de Ronda, desde el siglo XVIII hasta el primer tercio de XIX, cuando escribe su libro. Y, como no, la influencia del mundo gitano, tras las dos Pragmáticas, la de Felipe V en 1717, que confinó a los gitanos en 41 ciudades y la más al sur fue Ronda, y la de Carlos III en 1783. Todavía en Jerez es reconocido el origen rondeño de muchas familias que han proporcionado artistas flamencos de larga genealogía, como los Negros gitanos de Ronda y los llamados Serranos de Jerez…
Y es aquí, en ese momento de eclosión y del tránsito al flamenco, cuando nuestra Real Feria de Mayo (fundada en 1509) juega un papel trascendental, como gran impulsora del flamenco primitivo, al ser el centro comercial donde todos arribaban durante siglos, y lógicamente tomaban sus tendencias en la moda, en la fiesta y, por supuesto, en la música y el baile. Ninguna otra capital de provincia tuvo esta posibilidad y capacidad de influencia en otros territorios de Andalucía e incluso de España. A lo que había que sumar que Ronda era una encrucijada de caminos para dirigirse desde Gibraltar, el gran puerto de entrada de mercancías, contrabando y viajeros extranjeros, al interior de la Península, como hemos dicho antes. Si importante era el tránsito de mercancías, más lo era el tránsito de población interior, fundamental para con ello se exportara también nuestro acervo cultural popular y ser influyentes, como se dice ahora. Ejemplo de lo que aquí decimos es la curiosa cantidad de cantes y bailes folklóricos por rondeñas que hay repartidos por la mitad sur de España, todas con el mismo patrón musical: Ávila, Cáceres, Badajoz, Toledo, Ciudad Real, Huelva, Albacete, Jaén, Granada, Málaga, Almería, Alicante, Murcia, Valencia. O como cantes folklóricos de la provincia de Cádiz, el chacarrá o la jincaleta de Jimena, que en su base musical son rondeñas.

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¡QUEREMOS QUE VENGAS!